Llega el verano, ¿y qué debemos tener en cuenta para cuidar nuestra salud? ¿Hay que tomar precauciones extra? Sí. Por ello, desde Cogesa resumimos en un decálogo fundamental, las cinco precauciones que debes conocer para cuidarte durante la época estival.
1.- Mantenerse siempre hidratado
Con las altas temperaturas, aumenta la transpiración –el cuerpo aumenta su sudoración con el objetivo de que nuestra temperatura corporal se mantenga siempre regular-. Esto conlleva una pérdida de agua, que nos lleva inevitablemente a una mayor necesidad de hidratación. Ingerir líquidos de manera más continuada es fundamental, sobre todo en niños y personas mayores, para poder reponerlos y evitar así la deshidratación. Además, es recomendable no hacer esfuerzos o actividades físicas durante las horas de mayor calor para evitar una mayor sudoración.
2.- Evita la exposición directa al sol entre las 12h – 16h.
La exposición al sol durante un largo periodo de tiempo puede producir graves problemas en la piel (quemaduras, manchas solares, arrugas, e incluso, melanomas). Para evitarlo, es necesario usar siempre crema solar con alto índice de fotoprotección –lo más recomendable es el uso de protector 50-. Es importante también aplicar la crema media hora antes de comenzar la exposición y repetirlo de manera continuada, cada dos horas máximo.
Igualmente deben protegerse los ojos de la exposición directa al sol, con una gafas que bloqueen eficazmente los rayos ultravioleta.
Además, y sobre todo en el caso de niños o personas mayores, es recomendable usar sombreros y sombrillas para evitar la exposición directa a los rayos del sol, y mantenerlos en zonas frescas y de sombra. De este modo, pueden evitarse los temidos golpes de calor, que requieren de tratamiento por parte del profesional sanitario al alterarse la regulación térmica.
3.- En verano, vigila los alimentos
Con las altas temperaturas, aumentan los casos de intoxicaciones (como gastroenteritis) debido al consumo de alimentos en mal estado, por lo que se recomienda extremar la higiene de los alimentos y de nuestras manos antes de manipularlos, así como del espacio destinado a cocinarlos. Además, hay que vigilar especialmente la refrigeración correcta de los alimentos. Al salir a la calle, evitar el consumo de alimentos no refrigerados o crudos, y ante el consumo de agua en lugares público, comprobar de ante mano que se trata de agua potable y, por tanto, apta para el consumo.
4.- Protección ante las picaduras de mosquitos
También aumentan las picaduras de insectos durante el verano, al haber más población y al pasar más tiempo al aire libre. Para evitarlo, puede recurrirse a los tradicionales repelentes de insectos, evitando también lugares donde se acumulan más frecuentemente (zonas con basuras, bordes de las piscinas…). Además, en aquellas personas que conocen su alergia a las picaduras de avispas o abejas, es recomendable vacunarse, y si la reacción del organismo ante la picadura lo requiriese, será necesario acudir a su médico para la correcta aplicación de corticoides.
5.- Acción frente a bacterias y hongos
En ambientes con alta humedad, como las piscinas o los gimnasios, se produce, con mucha frecuencia, la aparición de hongos y bacterias, produciéndose así infecciones en la piel, pies o uñas. Por ello, debemos usar siempre chanclas en los alrededores de piscinas y duchas públicas, y asegurarnos de secar bien nuestro cuerpo tras el baño.
La ropa ajustada y sin transpiración es otro de los factores que producen este tipo de infecciones. Frente a ello, es fundamental cambiarse de ropa de baño para no mantenerse durante un periodo prolongado con el bañador húmedo, así como utilizar prendas y calzado transpirables en el día a día.
También pueden verse afectados por la humedad los oídos, con la consecuente aparición de otitis por contaminación bacteriana, para lo que hay que limpiar cuidadosamente los oídos tras los baños en la piscina o el mar.