La logística colaborativa se ha convertido en una nueva forma de trabajar en el sector para mejorar el índice de competitividad de una compañía.
Parece lógico. La colaboración entre los distintos agentes en un proceso logístico mejora el rendimiento, reduce costes y aumenta la competitividad. Sin embargo, el camino no siempre es fácil y para conseguir un resultado positivo, antes de emprender una estrategia de logística colaborativa, hay que tener en cuenta determinados factores que nos pueden llevar a fracasar en esta aventura.
Objetivo en común: antes de comenzar a implementar una colaboración logística es indispensable que todos los actores implicados tengan en común las metas estratégicas y los objetivos, que deben ser definidos de manera conjunta para que las ventajas competitivas y beneficios de esta alianza lleguen a todos por igual.
Selección de partners: elegir los correctos compañeros de viaje allanará el camino para ofrecer soluciones y conseguir mejoras en los procesos y servicios de toda la cadena de suministro. Las empresas deben compartir misión, valores, intereses, capacidad y proyectos de futuro, además de trabajar y comportarse como una unidad, teniendo en la transparencia y el flujo de información sus mejores aliados.
Integración de los sistemas: las nuevas tecnologías son el pilar de una óptima logística colaborativa. A través de la integración de los modelos y procesos informáticos se consigue no sólo un menor gasto, sino una optimización de los procesos de compra en función de demanda, reducción de stocks, disminución de las roturas de stocks, etc.
Confianza en el equipo humano: para una colaboración plena, es necesario que el equipo humano que forma parte de todas las actividades logística se sustente en una base de plena confianza, ya que en las tareas diarias son muchos y muy diversos los datos y capacidades que se comparten. Para ello, es preciso crear equipos inter-empresas y establecer protocolos de actuación basados en una relación estrecha entre las partes.
Medición de resultados: antes de comenzar cualquier colaboración es preciso asegurarse de que se dispone de los medios técnicos, materiales y humanos para ponerla en marcha. También de establecer mecanismos de medición que permitan evaluar los resultados y conocer si se cumplen los objetivos marcados.
Big Data, el gran aliado: la ingente cantidad de datos es cada vez más relevante, como un elemento valioso por sí mismo. Compartir datos de manera continuada y en tiempo real entre los diferentes actores logísticos colaborativos a través de la implementación de herramientas que utilizan big data es un paso necesario y relevante para aprovechar todos los flujos informativos.
Reparto justo de tareas y beneficios: para que la colaboración sea fructífera es fundamental distribuir de manera equitativa no solo las tareas y las obligaciones, si no también los beneficios conseguidos gracias al ahorro de costes.
Acceder a nuevos segmentos, afianzarse en el mercado o lograr ventajas competitivas que no podrían alcanzarse de manera individual, suelen estar entre los principales motivos de esta cooperación. Cuanto más sólida y duradera sea, mayor será el conocimiento mutuo de los socios implicados y, por tanto, también aumentarán las posibilidades de innovación, que es, en definitiva, el fin último de la logística colaborativa.