¿Cuáles son las previsiones del Internet de las Cosas en el sector de la sanidad? Para hacernos una idea señalamos dos aspectos: por un lado, ya se ha extendido el uso del término IoHT –Internet of Healthcare Things, en sus siglas en inglés- para hacer referencia a las utilidades prácticas del IoT en salud. Por otro, la asistencia sanitaria es ya la segunda actividad asociada a dispositivos interconectados, por detrás de la fabricación, distribución y logística. ¿Podemos entonces hablar del Internet del Paciente? Sigue leyendo, te desvelamos cómo funciona en la actualidad el Internet de las Cosas en sanidad.
El Internet de las Cosas, aliado para el profesional sanitario
Multitud de dispositivos y objetos, ahora conectados entre sí, pueden proporcionar gran cantidad de datos e información médica –documentación e historias clínicas- en tiempo real, datos almacenados en la nube para su posterior análisis y gestión por el personal sanitario que ofrecen un importante ahorro de espacio y costes. Un conjunto de información que ayuda al profesional sanitario a gestionar y supervisar el estado de los pacientes y que, además, permite agilizar las actuaciones de emergencia, ya que el facultativo contará a golpe de clic con toda la historia clínica y necesidades del paciente. En este sentido, el IoT está ya utilizándose también para la monitorización a distancia de los pacientes a través de los dispositivos «wearables» para conocer en tiempo real diferentes variables de salud y poder actuar en caso de emergencia. Asimismo, este control remoto permite establecer las visitas médicas cuando el dispositivo detecte que es necesaria la consulta, ahorrando así tiempos y costes a los pacientes y mejorando los índices de recuperación. Por otro lado, fomenta el autocuidado de los enfermos, capaces de gestionar y controlar su propia salud desde su hogar.
Sin embargo, de nada sirve contar con grandes cantidades de información si no se lleva a cabo una labor de análisis e interpretación de la información obtenida. El IoT abre las puertas a análisis de comportamientos y hábitos a mayor escala y permite cruzar la información con otras variables epidemiológicas, para la implementación de políticas de salud pública que ayuden a mejorar la calidad asistencial en función de los análisis y predicciones obtenidas.
Los sensores, más que una tendencia
El uso e implementación de sensores va mucho más allá del control de variables saludables por el paciente, pues son numerosas las herramientas a aplicar dentro del centro sanitario, con el objetivo de monitorizar el equipamiento médico y sanitario y ayudar al paciente en su recuperación –como las camas inteligentes, que permiten ajustar posiciones en función de los movimientos del paciente- o para el control remoto de parámetros como la temperatura o el ruido de las habitaciones hospitalarias, que ayudarán a garantizar en todo momento el cumplimiento de la máxima calidad del servicio asistencial. El papel de los sensores en materia de gestión sanitaria va a adquirir cada vez más relevancia. Lo hemos visto ya desarrollado para la logística sanitaria en dispositivos como la gaveta inteligente que Cogesa distribuye para el almacenamiento de materiales en planta, un dispositivo con tecnología IoT que controla el stock de productos sanitarios en tiempo real a través del control del peso de producto unitario.
Los retos del Internet de las Cosas en sanidad
Algunos retos de esta implementación tecnológica pasan por la inversión inicial para la integración de los datos en los diferentes sistemas de los centros sanitarios asegurando la interoperabilidad, así como la implementación de sistemas de supervisión que aseguren un mantenimiento preventivo continuado. Por otro lado, la formación a profesionales sanitarios sobre el manejo de los novedosos dispositivos y software en red, y garantizar la máxima seguridad y privacidad de los datos de pacientes deben ser también una prioridad para incorporar el sector sanitario a estos últimos avances tecnológicos.
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