Uno de los aspectos que más caracterizan a la Navidad, además de los regalos y reencuentros, es la comida. Seamos más o menos saludables, durante la Navidad todos adoptamos hábitos que por lo general tienden a los excesos: cenas de empresa, comidas familiares, gran cantidad de dulces o alcohol… Es por eso que cuando terminan estas fiestas, le estaremos haciendo un favor a nuestro organismo si tratamos de volver a la rutina con nuevas costumbres más saludables.
A continuación os dejamos algunas prácticas que pueden ayudar a nuestro cuerpo a volver a la normalidad:
Haz ejercicio. Un clásico de los propósitos de año nuevo. ¿Cómo conseguir no abandonar al poco tiempo? Algo muy común es que nos lo tomamos demasiado enserio marcando objetivos inalcanzables a largo plazo y que hacen que nos desanimemos por acabar demasiado cansados. Si no estamos acostumbrados a realizar ejercicio es importante que empecemos de forma progresiva, marcándonos pequeñas metas fácilmente alcanzables y que podamos ir superando poco a poco.
Cuida la alimentación. Probablemente hayamos llenado el cupo de dulces durante las navidades, por lo que es recomendable limitar su consumo si no queremos arruinar nuestro plan. Es importante que también hagamos un mayor control de las comidas, ya que en general tendemos a ingerir mayor cantidad de la necesaria. Algo que nos puede ayudar a reducir las porciones y no pasar hambre, es realizar 5 comidas al día: desayuno, algo a media mañana, comida, merienda y cena. Esta rutina nos ayudará a mantener nuestro apetito a raya y evitar así comidas demasiado copiosas.
Alcohol, el justo. ¿Sabías que una pinta de cerveza equivale a comerse un trozo de pizza? Las bebidas alcohólicas son el enemigo número uno de cualquier rutina saludable, esto es debido a que interrumpe en nuestro metabolismo impidiendo la oxidación de las grasas e hidratos de carbono, por lo que en lugar de quemarlas se almacenan en nuestro organismo.
Descansa lo necesario. Descansar adecuadamente debe convertirse en una de nuestras prioridades si queremos mantener los niveles de energía necesarios para afrontar el día a día y la actividad física que nos hemos propuesto. Está estimado que una persona adulta necesita dormir entre 7 y 9 horas al día.
Bebe agua. El agua es uno de los elementos básicos en cualquier tipo de dieta, y es que cuenta con múltiples beneficios para la salud. Entre sus principales cualidades, el agua ayuda a los riñones a transformar la grasa en energía, evitando que sea el hígado el que desempeñe esta labor. Además, tiene especial importancia en el caso de mujeres embarazadas, una correcta hidratación ayuda al desarrollo del bebé y favorece la generación de leche materna de calidad.
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