La revolución en la atención médica ya está aquí, y los hospitales inteligentes dan buena cuenta de ello. Algunos centros hospitalarios de Estados Unidos , Canadá, Londres y Alemania han decidido trabajar con un novedoso sistema de trabajo para aportar valiosos recursos en favor de los profesionales sanitarios y cubrir las necesidades de los pacientes. La conversión del futuro es una realidad del presente. Y parte del modelo ICAT, impulsado por la institución privada Mackenzie Health, de la región canadiense de York, que consiste en un sistema de información, comunicaciones y tecnología de automatización que busca maximizar el intercambio electrónico de información con aplicaciones y programas para facilitar la movilidad de los pacientes en las clínicas con un sistema GPS que audita en tiempo real los tratamientos.
Los hospitales inteligentes cuentan con cuantiosos beneficios, pero en definitiva hay uno que prima sobre todos ellos: el aumento de la calidad en la atención médica. La filosofía es crear hospitales modernos construidos sobre un entorno TIC y herramientas interconectadas. Nuevas funcionalidades para facilitar el trabajo de los médicos, reducir costes sanitarios y mejorar la experiencia del paciente.
¿Cómo funcionan los hospitales inteligentes?
En un centro sanitario de estas características se consigue más fluidez en la comunicación entre los profesionales y pacientes, unos tiempos de respuesta más cortos y el uso de tecnología para reducir el margen de error.
En el caso de los profesionales de la salud, la dinámica de los trabajos es mucho más efectiva y optimizada, ya que gracias a su fácil acceso a programas informáticos y bases de datos pueden actualizar el historial médico de los pacientes a través de smartphones, tablets y ordenadores.
Los pacientes, por su parte, cuentan con una pulsera inteligente que proporciona información sobre las diferentes fases de su proceso sanitario, una monitorización constante que controla el estado de salud a cada momento y sirve para alertar a los profesionales sanitarios sobre eventuales incidencias, pero también para mantener al tanto a los familiares de la evolución de las intervenciones en el ingreso del hospital.
Trabajar o ser atendido en hospitales inteligentes es garantía de comodidad, seguridad y confianza. Los médicos trabajan con recursos que le hacen más fácil el trabajo y los usuarios, al estar monitorizados, tienen desde un primer momento un control de su frecuencia cardíaca, saturación de oxígeno, presión arterial, respiración y hasta de los niveles de glucosa en la sangre.
Y estas mejoras en la calidad asistencial se traducen en datos. Así, en un hospital con 900 camas que atiende a 100.000 pacientes al año, la integración de una estructura laboral totalmente digitalizada permite, por ejemplo, reducir el tiempo medio de permanencia en urgencias de dos horas y media a menos de sesenta minutos, según un estudio del Colegio Oficial de Ingenieros de Telecomunicaciones.
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