Vivimos rodeados de bacterias, forman parte de nuestro entorno y de nuestro propio cuerpo. Sin embargo, cuando las variantes malignas desarrollan resistencia a los antibióticos, podemos hablar de superbacterias. No es que hayan ganado superpoderes, pero resulta casi imposible erradicarlas. Por este motivo, es muy importante mantener a raya a las bacterias en el hospital, un lugar donde muchos pacientes ven sus defensas comprometidas. Hoy analizamos una serie de buenas prácticas y consejos para minimizar los efectos de las infecciones hospitalarias. Sigue leyendo y toma buena nota.
En los últimos tiempos los profesionales del sector sanitario se han tenido que enfrentar a problemas derivados del uso desproporcionado de antibióticos, en ocasiones con un mal seguimiento del tratamiento o una nula adhesión al mismo por parte de los pacientes. Una de las consecuencias directas ha sido el auge de bacterias inmunes a los preparados médicos actuales. Esta amenaza a la salud pública ya está entre nosotros y debemos aprender a convivir con ello. Si bien no podemos borrarlas de un plumazo de la faz de la tierra, sí existen algunas medidas que podemos tomar para reducir las bacterias en el hospital.
¿Cómo podemos minimizar las bacterias en el hospital?
Si bien es casi imposible hacer desaparecer a las bacterias infecciosas de los hospitales sí, se puede aplicar una serie de medidas para minimizar su efecto en los pacientes y trabajadores. Estas se centran en tres pilares que te detallamos a continuación: Informar, desinfectar y controlar.
- Informar. Es imprescindible que tanto el personal sanitario como visitantes y pacientes conozcan los protocolos para evitar la transmisión de nuevas bacterias en el hospital. Esta acción pasa por el uso de manuales internos para los trabajadores y señalética fácil de comprender para personas ingresadas y visitantes.
- Desinfectar. Las políticas de desinfección deben ser un traje a medida de las necesidades de cada centro. Ello facilita que se apliquen de la manera más adecuada y se adapten a un entorno cambiante. Es muy importante que incluyan las tecnologías y sistemas más eficientes para cada caso y que se apliquen de forma sistemática.
- Controlar. El control sobre las personas infectadas, las acciones de prevención y contención que se han llevado a cabo y los protocolos que se ejecutan día a día en los centros sanitarios debe estar sistematizado. Estos datos permiten obtener una fotografía actualizada sobre la situación a la que nos enfrentamos en el hospital. Un registro eficiente también aumenta las posibilidades de localizar y atacar focos de bacterias con rapidez y eficacia.
Protocolos hospitalarios para reducir la amenaza de superbacterias
Entre las acciones más específicas que hospitales, centros de salud e instalaciones sanitarias pueden implementar para reducir las infecciones intrahospitalarias se cuentan las siguientes. Si bien en ocasiones no es posible integrarlas todas, conocer que existen estas opciones amplia las posibilidades de luchar contra la amenaza de las bacterias.
- Facilitar el aislamiento de los pacientes con riesgos potenciales por resistencia a las bacterias. Esto se suma a la recomendación de aislar, en la medida de lo posible, a los pacientes cuyo sistema inmunológico está comprometido. Para conocer la posible resistencia a las bacterias de un usuario es clave profundizar en su historial médico y repasar sus ingresos previos.
- Prestar especial atención a la desinfección de las instalaciones y equipamiento no médico. Teléfono, barandillas, ordenadores, uniformes del personal… todos ellos son focos de posible contagio que, en ocasiones, escapan a los intensos programas de desinfección a los que sí se somete el material quirúrgico, por ejemplo.
- Ejercer un extremo cuidado en el mantenimiento de las instalaciones de ventilación. Los casos de Legionella destacan año tras año como uno de los puntos negros en hospitales.
- Potenciar el menor tiempo de internamiento posible, siempre que las circunstancias individuales del paciente lo permitan. Esto le expondrá durante menos tiempo a las bacterias y también reducirá las posibilidades de que el usuario contagie a otros internos con las defensas bajas.
- Valorar implementar un protocolo de «deambulación» por el cual los profesionales no pueden acceder a determinadas zonas del hospital sin efectuar antes un cambio de uniforme y un correcto lavado de manos.
Por otro lado, nos encontramos ante una serie de buenas prácticas que tanto pacientes como residentes pueden aplicar en su día a día, evitando la propagación de bacterias en los hospitales. Te las detallamos más abajo, sigue leyendo.
Buenas prácticas de higiene y desinfección en el entorno sanitario
Tanto si acudimos como pacientes como si trabajamos en un centro sanitario, existen una serie de acciones que podemos llevar a cabo de forma rutinaria para evitarnos sustos y reducir la amenaza de bacterias en el hospital. La principal, por supuesto, es seguir las indicaciones de los profesionales sobre las medidas de higiene básicas que debemos implementar. Se trate de lavarse las manos, evitar ciertas zonas sin una adecuada desinfección previa o de muchas otras. A continuación te traemos las más fáciles de poner en práctica.
- No automedicarse. Para que los tratamientos sigan protegiéndonos ante infecciones es clave la colaboración ciudadana. Como usuarios no debemos usar medicamentos que no han sido prescritos específicamente para nuestro caso ni, mucho menos, suministrarlos a otras personas cuyos síntomas son parecidos.
- No visitar a enfermos que han sido hospitalizados si tenemos las defensas bajas o estamos pasando por una enfermedad transmisible. Se trata de una medida que nos protege por partida doble. Esto evita que suframos el contagio por parte de bacterias presentes en el hospital y reduce las posibilidades de que nosotros ampliemos el efecto de nuestra dolencia a usuarios vulnerables.
- Respetar las zonas en las que el contacto físico está restringido. En distintos hospitales se han establecido «zonas libres de apretones de manos» al ser este acto un posible foco de transmisión de bacterias. Si te encuentras en un centro en el que se aplica esta política consulta con el personal cuál es el saludo más recomendado. Desde una sonrisa hasta un «hola» con la mano, los saludos a distancia ayudan a reducir los contagios.
¿Conoces alguna otra medida para reducir la presencia de bacterias en los hospitales? Déjanos un comentario y la añadiremos a esta lista.