Este sábado, 21 de septiembre, se conmemora el Día Mundial del Alzhéimer, una de las enfermedades más incapacitantes. Supone un reto diario para unos 50 millones de personas en el mundo, cifra que podría alcanzar los 130 millones en 2050 si se mantiene constante la prevalencia de demencia actual.
En este post os dejamos las claves para detectarlo y también para hacerle frente, minimizando los factores de riesgo.
¿Cómo detectar los primeros síntomas?
El proceso evolutivo de los síntomas se suele ir sumando de manera gradual en una media que se estima entre cinco y quince años.
- La memoria comienza a fallar
- Planificar algo se convierte en una tarea muy compleja
- Las rutinas cotidianas en casa y el trabajo son cada vez más difíciles
- Desorientación sobre el día o el lugar en el que están
- Comienzan los problemas para leer, calcular distancias o comprender imágenes
- Dificultades para seguir una conversación
- Pérdida habitual de objetos
- Comportamientos fuera de lugar
- Actitud pasiva y retraída
- Cambios en el carácter y personalidad
¿Cómo prevenir su aparición?
Existen factores de riesgo que se pueden controlar para prevenir la aparición de la enfermedad y a los que hay que hacer frente. Todavía no se conocen las causas y, de hecho, nuevos avances científicos indican que podría tratarse de una enfermedad sistémica. La mayoría de los casos de la enfermedad de Alzheimer son de aparición tardía, a partir de los 65 años, pero hay cosas que se pueden hacer antes y a partir de ese momento para evitarla o, al menos, retrasar su aparición.
Controlar la diabetes
Hay evidencias de un vínculo entre la enfermedad de Alzheimer y la diabetes tipo 2 ya que en esta última la insulina no funciona eficazmente para convertir el azúcar de la sangre en energía. Esa ineficiencia se traduce en la producción de mayores niveles de insulina y azúcar en sangre que pueden dañar al cerebro y contribuyen a la progresión del alzhéimer.
Controlar la hipertensión arterial o el colesterol alto
Son factores de riesgo asociados a enfermedades del corazón pero también al alzhéimer. La presión sanguínea alta puede dañar los vasos sanguíneos en el cerebro, alterando las regiones que son importantes en la toma de decisiones, la memoria y la habilidad verbal.
Vigilar el sobrepeso
La obesidad en la edad media de la vida es otro de los factores de riesgo de la enfermedad. Un estudio indica que tener sobrepeso a los 50 años está ligado a la aparición temprana de la enfermedad en adultos cognitivamente sanos a esa edad.
Abandonar hábitos como el tabaquismo
Datos como de la OMS señalan que el consumo de tabaco está detrás de hasta el 14 por ciento de los casos de alzhéimer. Señalan que puede causar estrés oxidativo, que conduce a la muerte neuronal y se asocia a una peor respuesta inflamatoria que también se da en pacientes con alzhéimer.
Tener una vida más activa, evitando el sedentarismo
Los modelos de vida saludable ayudan en la prevención de esta enfermedad neurodegenerativa. Hacer ejercicio es fundamental.
Hacer frente a la depresión
A lo largo de la enfermedad muchas personas sufrirán una sintomatología depresiva pero antes del diagnóstico suele suceder que sea difícil discernir de entrada si lo que hay es solo una depresión o si la apatía, el retraimiento social, los problemas de concentración y los olvidos frecuentes son los primeros indicios evidentes del alzhéimer.
Buscar siempre cosas nuevas por aprender
La inactividad cognitiva es un factor de riesgo. Estudios han demostrado que aprender idiomas tiene un impacto en nuestro cerebro.
Hipoacusia
En los adultos mayores la hipoacusia genera aislamiento social y se asocia a una mayor frecuencia de depresión. Además también hay estudios que vinculan la hipoacusia con el deterioro cognitivo.
Aislamiento social
Las relaciones sociales son fundamentales para evitar el aislamiento porque participar en actividades con otras personas favorece el funcionamiento cognitivo.