Entrevistamos a Pilar de la Peña, responsable del área de Promoción del Centro de Transfusión de la Comunidad de Madrid, con motivo del Día Mundial del Donante de Sangre
Desde estas instalaciones se coordinan todas las actividades relacionadas con la hemodonación en la Comunidad de Madrid, incluyendo el procesamiento, análisis y distribución de los componentes sanguíneos a todos los hospitales públicos y privados. Procesa un volumen anual de 240.000 unidades de sangre, de las que el 85 % se destinan a la elaboración de medicamentos y el resto a las necesidades de más de 6.000 pacientes.
Este Centro es un viejo conocido para la especialista en logística biosanitaria Cogesa, quien se encarga desde hace años de que la sangre y sus componentes o hemoderivados lleguen a su destino en tiempo, forma, de manera segura, y a temperatura controlada.
Hasta 2023, este Centro había realizado 4,7 millones de donaciones, recibido a casi 2 millones de personas y trasfundido a 1.106.000 pacientes con diferentes componentes sanguíneos. Estos espectaculares números lo sitúan entre los tres con mayor actividad de toda España, junto con Cataluña y Andalucía.
Como responsable del área de promoción del Centro de Transfusión de la Comunidad de Madrid, ¿podrías explicarnos cuáles son las principales funciones de estas instalaciones y su mecánica de actividad diaria?
Según su decreto de creación, el Centro es el responsable de todas las actividades de hemodonación en la Comunidad de Madrid y tiene encomendadas las tareas de promoción, atención a donantes, procesamiento y análisis de de los componentes sanguíneos. Somos además el Banco de Sangre de la Comunidad de Madrid, que repone las reservas de todos los hospitales, y el proveedor y distribuidor de componentes sanguíneos a todos los hospitales de la Comunidad.
¿Cómo sería ese circuito de la sangre desde el donante hasta el paciente que la recibe?
En primer lugar, el donante tiene que pasar una pequeña entrevista y una preselección médica y de enfermería. La donación es sencilla, corta, segura y muy necesaria, porque hay mucha gente que todos los días necesita componentes sanguíneos. Además de la donación convencional de sangre, la que conocemos todos, se pueden donar otros componentes, como las plaquetas o el plasma, mediante un proceso de aféresis o de separación celular. En nuestro laboratorio de fraccionamiento separamos los glóbulos rojos, plaquetas y plasma, para que luego cada paciente, en función de su proceso, tenga el componente que necesita. Previamente se aplica una serología para analizar todas las donaciones (SIDA, hepatitis B, hepatitis C, sífilis, etc.), se ratifica el grupo sanguíneo, el RH y otros parámetros adicionales a los que marca la ley. Todo esto tiene un objetivo y es que la sangre sea segura para la persona que la va a recibir. Una vez fraccionada, analizada, etiquetada y preparada, la sangre pasa a reservas. Todos los días vemos como están las reservas de los hospitales, preparamos todos los componentes que son necesarios para reponer esas reservas y se programan las rutas, que una vez llegan a los hospitales, recogen a su vez la sangre donada para realizar nuevamente todo el proceso. Es una cadena sin fin. No solo recibimos y procesamos donaciones de los hospitales, sino también de las unidades móviles de Comunidad de Madrid y de Cruz Roja. Esas serían las funciones que tienen que ver con la sangre.
El Centro ha estrenado proyectos tales como la donación de plasma, médula ósea y cordón umbilical o la instauración de un banco de tejido ovárico. Durante los últimos cinco años, se han destinado también 112 toneladas de plasma para la fabricación de fármacos, indispensables en el tratamiento de muchas enfermedades. ¿Qué otras funciones centrales asumen estas instalaciones para toda la red de hospitales madrileños?
Como mencionas, el Centro tiene otras funciones que tienen que ver con la donación de médula ósea y con el Registro de Donantes de Médula Ósea (REDMO) o con el banco de sangre de células madre de cordón umbilical, como alternativa al trasplante de médula. La incorporación más reciente sería el banco de corteza ovárica, en el que niñas o mujeres jóvenes pueden conservar un trocito de la corteza del ovario, para que en un futuro tengan la opción de ser madres, tras someterse a tratamientos agresivos de quimioterapia y radioterapia contra el cáncer.
¿Por qué es necesario mantener un flujo constante de donaciones? ¿Qué componentes son más sensibles en cuanto a conservación y por qué?
Hay muchos procesos, cirugías, trasplantes, sangrados, partos, que en algún momento pueden necesitar algún componente sanguíneo. Y eso solo se puede obtener de personas, de donantes. De momento, no tenemos otros sustitutos químicos farmacológicos en la industria. El plasma, por ejemplo, se puede congelar, porque no tiene células, y se puede conservar a -40 ºC unos 3 años. Los otros componentes de la sangre son sólidos; las células, y estas tienen un tiempo de vida y caducan antes. Los glóbulos rojos se mantienen a 4 °C, la temperatura más o menos de una nevera de casa, y duran apenas 42 días. Por eso hay que estar reponiendo constantemente los glóbulos rojos, que se utilizan en pacientes que han sangrado, que tienen anemias porque su médula no funciona bien, por alguna enfermedad o por reposición en cirugías. Las plaquetas son un componente importantísimo en los procesos de coagulación. Son fragmentos celulares muy sensibles que solo duran 5 días. Por eso todos los días tiene que entrar sangre para procesarse en el Centro de Transfusión, porque tenemos que tener la justa, para mantener las reservas, para que todo el que lo necesita tenga su componente, pero no más, porque caducarían y habría que tirarlo a la basura. Tenemos que equilibrar y conservar la sangre justa y necesaria, ni menos, ni más. Un regalo de vida tan importante como es una donación de sangre hay que tratarla con exquisito cuidado.
Teniendo en cuenta todas estas particularidades de conservación, ¿cómo se gestiona la logística, distribución y transporte de los componentes a los diferentes centros hospitalarios de la Comunidad de Madrid?
Cuando se distribuyen los componentes sanguíneos, cada uno de ellos va en una nevera aparte y diferente, para asegurar que durante el transporte se mantiene la temperatura que hace que el componente sanguíneo esté en condiciones óptimas. Dentro de estas neveras siempre va un control, un termómetro controlador de temperatura para registrar cualquier movimiento y que se puedan tomar las medidas oportunas. Se trata de asegurar que ese componente, además de ser seguro, porque ya lo hemos analizado, llegue al paciente en las condiciones idóneas de temperatura y de almacenamiento.
¿Cómo programa el Centro sus necesidades de abastecimiento y cada cuánto debe organizar nuevas campañas de donación para reponer sus stocks? ¿Qué protocolos se activan en un pico de demanda inesperada por una emergencia grave?
Por nuestra experiencia de más de una treintena de años trabajando, monitorizamos si hay épocas en las que bajan las donaciones, en las que pueden subir un poco más y sabemos cuándo hacer llamamientos y más campañas para animar a los donantes. Por ejemplo, en vacaciones bajan las donaciones entre 20 % y un 30%, pero los hospitales mantienen su actividad normal. Entonces nos tenemos que empeñar más en convocar a los donantes, semanalmente y diariamente, con mensajes por email o por SMS.
Mantenemos una constante comunicación con los donantes para recordarles que ya ha pasado su tiempo de donación. La ley marca que se puede donar con un intervalo mínimo de 2 meses, que las mujeres no deben hacerlo más de 3 veces al año y los hombres no más de cuatro. Activamos campañas cuando necesitamos sangre de un grupo determinado, porque las reservas están muy bajitas, o en periodos vacacionales.
Para emergencias graves, como ocurrió en el atentado del 11 M o en un accidente de avión o tren, existe un protocolo de emergencia que marca las actuaciones, un portavoz único, instrucciones de cómo se tienen que mover las unidades móviles o instalarse los puntos de donación. Es un protocolo complejo, pero establecido con el objetivo de poder asumir esa demanda mayor de sangre.
En sus 36 años de historia ¿cuáles han sido los principales hitos conseguidos por el centro?, ¿qué proyectos se manejan a medio plazo en materia de innovación?
En estos 36 años han sucedido muchas cosas, relacionadas con la seguridad del paciente y con nuevas técnicas de análisis como las serologías de hepatitis C, a principios de los años 90. También se ha avanzado en el procesamiento de los componentes, con aparatos cada vez más sofisticados para separar cada componente en bolsas diferentes. En 2005 se centralizó en estas instalaciones todo el procesado de donaciones y el banco de sangre que hasta entonces hacía cada hospital. Se instalaron laboratorios de histocompatibilidad y se van implementando técnicas cada vez más sensibles y más modernas para hacer estudios de tipaje HLA de los donantes. Actualmente, trabajamos en nuevos proyectos relacionados con los laboratorios. Avanzaremos en todo lo que tenga que ver con nuevas inteligencias, nuevas metodologías de Big Data, con todo lo que pueda ser aplicable a la donación, al procesamiento y a la transfusión de sangre. Estaremos ahí, tratando de estar a la última, de tener siempre el mejor recurso y el más eficiente.
En comparación con otros países de nuestro entorno ¿qué diferencias y semejanzas se observan en el procesado, gestión y distribución de sangre y hermoderivados a centros sanitarios?
Las normativas que nos aplican son transposiciones de normativas de la Unión Europea, con lo cual en el entorno europeo habrá pequeñas diferencias. Hay una cosa que es importante y es que España es autosuficiente en sangre y componentes sanguíneos, que no todos los países lo son. Tenemos un sistema de donación voluntaria, altruista y no retribuida. Hay otros países en los que la gente que necesita sangre tiene que buscar a familiares o amigos para que donen. Eso en España y en el entorno de la Unión Europea no sucede. Gracias a estos donantes voluntarios, por los que celebramos el Día Mundial del Donante de Sangre, todos los días hay muchas personas que recuperan su salud o que salen de un riesgo de muerte. Yo creo que eso es lo más importante.