El presidente honorífico de Croma Gio.Batta Iberia, Ángel Puente, hace balance del último ejercicio de Cogesa y reflexiona sobre sus nuevos retos y oportunidades, como operadora global de logística sanitaria y biosanitaria del Sistema Nacional de Salud.
¿Podría resumirnos cómo ha sido el ejercicio de 2024 para Cogesa?
El ejercicio de 2024 ha sido un buen año para la compañía, tanto por el aumento en facturación, como por las innovaciones tecnológicas aplicadas a nuevos equipos para el control de consumos en los servicios y almacenes de planta, o en sistemas de control de gestión de prótesis, implantes e instrumental quirúrgico.
¿Qué retos, oportunidades y nuevos proyectos se abren para Cogesa en el medio-largo plazo tras su integración en Croma Gio.Batta Iberia?
Evidentemente integrarse en un grupo como Croma Gio.Batta Iberia aporta muchas ventajas, sobre todo la de aplicar mayor celeridad a nuestra política de expansión territorial, incorporando además los mercados internacionales.
Somos dos empresas de reconocido prestigio tanto en los servicios que prestamos como en los productos que fabricamos. La unión de ambas crea un grupo con una facturación aproximada de 30 M€, una plantilla de unas 300 personas, y con un futuro muy prometedor.
Como fundador de una compañía pionera en logística sanitaria y biosanitaria en nuestro país como es Cogesa, ¿hacia dónde cree que avanzará el sector en los próximos años con la ayuda de las nuevas tecnologías?
Sinceramente creo que vamos a vivir una verdadera revolución tecnológica a corto plazo. La entrada de la Inteligencia Artificial va a dejar evidencia de que algunos modelos de plataformas centralizadas, tal y como están concebidas en la actualidad, no aportan ya ningún valor.
Aumentará cada vez más la profesionalización de los servicios y se buscará mayor eficiencia en la centralización de operativas que utilicen idénticos protocolos de actuación en todos los centros sanitarios. Puede que exista una cierta resistencia al cambio. Pero está claro que los servicios sanitarios tendrán que hacerlo si quieren adaptarse a una sociedad que no deja de evolucionar.
Con un debate político y social enrarecido, ¿cómo explicaría a la ciudadanía en qué consiste la colaboración público-privada y por qué es necesaria para garantizar que el SNS sea sostenible?
Esta es una muy buena pregunta. Está claro que para que la ciudadanía entienda de verdad lo que es la colaboración público-privada, deberíamos hacer primero una labor de educación sanitaria y conseguir erradicar el populismo de la política.
Hace falta llegar a la población con un mensaje didáctico y fácil de entender. Los recursos económicos de la administración son limitados y el gasto en sanidad no deja de subir por el abordaje de los nuevos retos en la longevidad y cronicidad de la población. Si queremos que el sistema sea sostenible, las administraciones tendrán que seguir apoyándose en la colaboración público-privada, incluso como una fuente de financiación a través de los servicios.
Para realizar inversiones es necesario un presupuesto consolidado, es decir, “tener el dinero en el banco y bloqueado para esa inversión”.
Cuando la mayoría de los mortales va a comprarse un coche analiza varios factores, si es para una familia grande, para una pareja joven sin hijos, cuantos Km harán al año, tipo de combustible, etc. Con esos parámetros busca una forma de financiación adecuada (crédito, leasing, renting), que le permita afrontar ese gasto a corto plazo, en el momento en el que tiene esa necesidad de compra. El ahorro de esa cantidad supondría esperar meses o incluso años.
Algo similar ocurre cuando las administraciones no tienen fondos suficientes para realizar las inversiones necesarias. En este contexto, no se entiende por qué se ‘demoniza’ la colaboración público-privada o la donación de equipamiento de última generación por parte de fundaciones privadas.
Por eso es tan importante erradicar el populismo de la política y tener partidos y políticos de altura, con sentido y responsabilidad de Estado
En la actualidad, Cogesa presta servicios logísticos a distintos hospitales públicos y privados de varias comunidades autonómicas, ¿qué diferencias observa en cuanto a operativa, presupuesto o cualquier otro aspecto entre un hospital público y otro privado?
En España tenemos 17 servicios de salud con funcionamiento dispar en algunas cuestiones.
La primera diferencia a la hora de tratar con un hospital público y uno privado, es que al primero se le va a vender y el segundo sale a comprar. En el público se oferta a través de pliegos, donde en muchas ocasiones tan sólo se busca la reducción de costes, con respecto al contrato en vigor. Obviamente en la Sanidad privada también se busca la reducción del gasto, pero dando un gran valor a la calidad del servicio.
Este aspecto de saber distinguir entre coste y gasto es un factor diferencial muy importante. En la mayoría de los concursos públicos el precio sigue absorbiendo la mayor parte de la puntuación, en detrimento de la parte técnica o de calidad. Y yo me pregunto, ¿de qué sirve contratar a un coste bajo, si al final el gasto es mayor y luego se nos hincha la boca diciendo aquello de “con la sanidad no se juega”?
A su juicio, ¿cuáles son los principales retos del SNS y qué papel juega la Sanidad Privada en el sistema?
El papel de la Sanidad Privada es fundamental y desgraciadamente lo hemos podido comprobar durante la pandemia.
Uno de los mayores retos que tiene el SNS o los 17 servicios de salud es el de reformar la atención primaria y la retención del talento.
Hace 34 años se realizó un magnífico trabajo con el informe ‘Abril Martorell’. Desgraciadamente, por falta de altura política y de un Pacto de Estado para la Sanidad, no se pusieron en marcha muchas de sus recomendaciones. Seguramente de haberse concretado tendríamos una Sanidad diferente y mejor.
No hace falta decir que en 34 años hemos evolucionado, pero quizás deberíamos pensar en retomar la base del informe Abril y realizar las modificaciones necesarias y adecuadas a nuestro tiempo. Eso sí, dirigidas por un grupo de expertos ‘reales’, consensuado por todos los partidos políticos o, como mínimo, por los dos mayoritarios.
Cerramos el año además en pleno conflicto por la supervivencia del modelo Muface, inasumible a todos los efectos para el sector público por sí solo. El paciente sigue siendo el mayor damnificado de esta situación. “A ver si de verdad y de una vez por todas ponemos al paciente en el centro del sistema”.